"Había una vez ..."

A veces solo caminamos sin darnos cuenta de las cosas que suceden a nuestro al rededor, con nuestras cabezas saturadas de pensamientos, deseos y necesidades tan sobre exigentes que el espacio y personajes espaciales simplemente pasan a un quinto o sexto plano...y cuando nos preguntamos a cerca de su existencia...simplemente desearíamos poder viajar a Marte para encontrarlos. Efectivamente en una ciudad con mas de mmm muchas personas es bastante probable de que no todos estén dentro de nuestra propia categoría para ser admisibles, pero no será acaso que simplemente no existe aquel ser dotado de características básicas para ser admisible?

Las cosas cambian...estamos constantemente en un torbellino, en donde solo somos un micro personaje corriendo por nuestras vidas en una pista de flamenco. En donde nos vemos abrumados por las pisotadas que los bailarines interpretan en su danza, pero al mismo tiempo somos nosotros los propios bailarines que pisotean a otro micro micro personaje y cuando menos lo esperamos, allí esta: La puerta que se podría ser nuestra salida de aquella pista de baile.

Simplemente nos sentamos a observar, a leer las historias que nos cuentan o solo nos sacamos los audífonos de aquel fiel compañero de viajes para girar y asombrarnos con ciertas miradas que por poco no penetran en la nuestra y con las extrañas casualidades que se pueden dar en el ir y venir de cada día. O alguien me va a decir que estar escuchando “I’m your man” y que de un segundo a otro se presente algún agradable personaje solo para decirte “I’m your man”, no es una casualidad? Para luego pedir nuestro número y retirarse victorioso por la nueva presa que ha caído en su trampa letal gracias a u fiel táctica de la mirada especial.

“Somos el cuento que nos contamos” será acaso que poco a poco dejamos de contarnos aquella historia de hadas, en donde para cada uno existe otra mitad que insaciablemente busca por nosotros?

Poco a poco he dejado de creer en lo que hoy llamo “cursilería” – si me vas a regalar la luna, mejor me la bajas, le pones un palo y me la das de dulce – aquellas promesas de amor eterno, quizás ya no tengan cabida o verosimilitud en mi narrar o simplemente ya no existe ser alguno que al decirlo no espere un polvo o un “enlace de sábanas” pero no dejo de preguntarme....Será que el amor romántico dejo de existir en mi y ha dejado su vacante para la llegada del amor dietético; alto en pasión y bajo en calorías?

Y así seguimos caminando de lugar en lugar, o de librería en librería, como si fuéramos el nuevo tomo de la famosa “antidieta” amar sin ser amados...como comer sin subir de peso? O mejor aun...como enamorar sin tener que enamorarte a cambio?

Para ese entonces, nuevamente regresan las dudas y las preguntas insaciables de sed. Como si nos dejara atado a una cuerda que sostiene una plataforma de trabajo en un edificio de 15 pisos. En el primero, tenemos la certeza y la estabilidad, ya para el quinto empieza el vaivén pero en el onceavo es momento de la inestabilidad...el momento en donde solo te miras al espejo y dices “yaa.....?”, Recordando el pasar por los pisos anteriores.. como si en ese momento subieras al onceavo en un ascensor lleno de espejos en donde cada micro movimiento que haces es reflejado en ellos y es observado por el conserje que solo desea una cita con tigo, mientras recordamos aquello que nos da seguridad en la creencia de que aquel cuento que hemos dejado de contarnos por a,b o c motivo, puede ser narrado y que de una u otra forma lo estamos narrando de una manera distinta...o simplemente a distancia sintiéndonos protagonistas de “you’ve got a mail”.

Simplemente somos el cuento que nos contamos...somos aquel Había una vez, que hemos decidido narrar. ¿Donde esta la librería mas cercana? Pues al parecer mi historia esta carente de sinónimos y tiene exceso de antónimos.