Pase por la farmacia solo para encontrar algo que me ayudara a mitigar la angustia, el dolor quizás o simplemente todo eso que en mi interior se movilizaba. Quizás pase por la farmacia con la fantasía de toparme con un hada madrina, solo para que con su varita mágica, diera un pequeño y suave golpe en mi frente y todo lo que allí adentro existía se esfumara, o quizás menos ambiciosamente decidiera dormir.
Llegué al mesón y solo pude pedir pastillas para soñar, el farmacéutico suavemente se abalanzó hacia mí y me dijo que no existía tal fármaco, que no había sido inventado y que si así fuera... aun no llegaba a sus manos. Al ver mis ojos decepcionados me llevó hacia un cuartito. Allí abrió una caja y de ella saco dos frascos de color blanco, me explicó que uno era una infusión milenaria, que si bien no me haría soñar, ni menos cambiaría aquello que solo una varita mágica puede hacer, pero me que ayudaría a respirar y me comento que el otro frasco contenía ciertas píldoras de un grato sabor, compuestas de aire y de sueños.
Sus indicaciones fueron claras; la cobertura de aquellas píldoras era muy dura, por lo que mi organismo no lograría romper, por ende, no podría absorber aquel aire que en su interior habitaba. Pero también me dijo que algún día, mi organismo podría vencer tal cobertura, y que ese día lograría nutrirme de aquel maravilloso aire que tanto necesitaba.
Al llegar a mi hogar, bebí lentamente aquella infusión, deseando que hiciera efecto lo antes posible. De inmediato comencé a sentirme distinto, mejor, aliviado. Aquel líquido no era mágico, solo facilitaba ensimismarme y poder solucionar aquello que me angustiaba, de curioso abrí el otro frasco, en su interior – junto con las píldoras – se encontraba una nota escrita por un antiguo mago. En encontré las indicaciones de como ingerir aquellas píldoras, no eran pasos complejos, solo agua y fé, sin embargo algo llamo mi atención, al reverso de aquel papel se indicaba que solo deben ser consumidas en un momento determinado, en un momento especial, un momento que sería anunciado por mi cuerpo y que simplemente sabría cual es.
Hoy me siento en el parque a mirar las nubes, sin poder dejar de sentir – mas no pensar – preguntándome acerca de aquel momento. Siento que el momento esta en mis manos, mientras que aquellas píldoras de aire aun están en mis bolsillos...me pregunto ¿Estará mi sistema preparado para romper aquella cobertura?.
Llegué al mesón y solo pude pedir pastillas para soñar, el farmacéutico suavemente se abalanzó hacia mí y me dijo que no existía tal fármaco, que no había sido inventado y que si así fuera... aun no llegaba a sus manos. Al ver mis ojos decepcionados me llevó hacia un cuartito. Allí abrió una caja y de ella saco dos frascos de color blanco, me explicó que uno era una infusión milenaria, que si bien no me haría soñar, ni menos cambiaría aquello que solo una varita mágica puede hacer, pero me que ayudaría a respirar y me comento que el otro frasco contenía ciertas píldoras de un grato sabor, compuestas de aire y de sueños.
Sus indicaciones fueron claras; la cobertura de aquellas píldoras era muy dura, por lo que mi organismo no lograría romper, por ende, no podría absorber aquel aire que en su interior habitaba. Pero también me dijo que algún día, mi organismo podría vencer tal cobertura, y que ese día lograría nutrirme de aquel maravilloso aire que tanto necesitaba.
Al llegar a mi hogar, bebí lentamente aquella infusión, deseando que hiciera efecto lo antes posible. De inmediato comencé a sentirme distinto, mejor, aliviado. Aquel líquido no era mágico, solo facilitaba ensimismarme y poder solucionar aquello que me angustiaba, de curioso abrí el otro frasco, en su interior – junto con las píldoras – se encontraba una nota escrita por un antiguo mago. En encontré las indicaciones de como ingerir aquellas píldoras, no eran pasos complejos, solo agua y fé, sin embargo algo llamo mi atención, al reverso de aquel papel se indicaba que solo deben ser consumidas en un momento determinado, en un momento especial, un momento que sería anunciado por mi cuerpo y que simplemente sabría cual es.
Hoy me siento en el parque a mirar las nubes, sin poder dejar de sentir – mas no pensar – preguntándome acerca de aquel momento. Siento que el momento esta en mis manos, mientras que aquellas píldoras de aire aun están en mis bolsillos...me pregunto ¿Estará mi sistema preparado para romper aquella cobertura?.
1 comentario:
Hey.
extraño lo que encontré en la blogsfera, creo ke desde el cambio de flog ke hiciste que no me acordaba que te conocía por ciberné jaja
weno flpe. kes tes bien.
Roknil
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