Las esposas de Hule

Estaba sentado en aquel banco, esperando mi próxima clase. Venía saliendo de una ardua mañana de discutir diversos temas que giraban en torno a lo sexual. En un comienzo pensé que podría ser una experiencia adecuada, ya que mi letargo no permitía que la “Neurona Regalona” reaccionara, pero desgraciadamente y gracias a mi avanzada Neurosis, no lo fue.


De a poco la sala se iba ocupando, claramente de personas que solo había divisado a lo lejos en mas de una ocasión, ya que no era un ramo para mi carrera, sino que solo un “Taller” para obtener los créditos que me faltaban. "......................" era el nombre de mi nuevo calvario, ¿Qué hago aquí?. Las instrucciones fueron claras ¿Qué juego podría mejorar una relación Madre-Hijo? Claramente mi Ello afloró inmediatamente y solo podía encontrar respuestas en base a las relaciones! Horror de respuestas...!!
Comenzaban a entregar respuestas, en el momento en que se me solicito que lo hiciera mágicamente mi querida boquita mencionó las palabras que mi conciente deseaba reprimir -Un par de esposas de hule, así el sexo pasa a un nivel de entretención mayor y al ser de hule las esposas, no dañan las muñecas de quien esta “esposado” por que diablos que cuesta disimular las marcas que dejan en tus muñecas después de un encuentro de aquellos-.
¿qué podría haber sido mas peor, si aquel comentario ante alguien que claramente lleva años de abstinencia sexual, si mi comentario de lo sexy que se ve un cuerpo “apretado” con bóxer pants o pensar que mi respuesta claramente era analizada por la directora de asuntos estudiantiles?. Claramente el resto de la clase se enfoco a hablar de las esposas que quería entregarle a un niño de 3 años para que su relación con su madre mejorara.
Al terminar la clase, inmediatamente mis piernas realizaron lo que en aquel momento deseaba hacer. Movilizarse bien lejos de aquella sala como un intento de olvido, gracias a dios (si es que existe) al salir de aquella sala estaban los “niños”. Inmediatamente un café, un cigarro y comentar lo sucedido.
Debía prepararme para mi segunda ronda de diálogos sexuales, Clínica Psicoanalítica ¿qué tendrá el sexo que es tan digno de cualquier tipo de análisis?.
Al terminar la jornada, mis deseos de llegar a casa y simplemente no hacer nada, ya eran demasiado intensos. Sin bus, sin nadie que me aleje de aquel parque, por lo que mi opción era solo “Caminar”. No había dado mas de dos pasos cuando a mi lado se detiene un auto, claramente un Adolfo Ibáñez, por si no lo saben Adolofo Ibáñez se caracteriza por tener TODO aquello con lo que uno podría llegar a idealizar en cualquier momento. – Voy hasta el metro, Te llevo? – Sin dudarlo me subí a aquel auto, no era la primera ves que bajaría en aquellas condiciones, es mas, llevo tres años haciéndolo, claro que solo “Bajar”.
Después de un par de minutos de conversar aquel amable espécimen que se había ofrecido cordialmente llevarme hasta el metro, recordé que había dejado mi MP3 en la sala de computación, por lo que debía regresar en busca de él. Aquel amable joven se ofreció para llevarme hasta la Universidad y luego encaminarme nuevamente hacia el metro. Sorpresa!! Nunca llegue al metro.
Ya habían pasado 4 cafés por nuestra mesa cuando me hace un no muy agradable comentario. “Mi .......................................”.

Cual es la extraña alineación espacial? No basta con no lograr reprimir mis comentarios Freudianos o mi afición por los Martinis?

Después de aquel extraño día, decidí ir hacia donde se enfocaban todos mis malestares. El departamento de “...” Un Tierno hola y una extraña invitación fue la recepción. Sentimientos neuróticos no dejaban de atormentar mis pensamientos, pero dignamente dije todo lo que tenía que decir, recuperé lo que era “Mío” y sin dudarlo salí de aquel departamento, mas decidido que nunca a no volver.


Después de todo, el universo no debe estar tan perfectamente alineado para que podamos decir Tuve un buen día o no necesitamos una ausencia de Karmas específicos de Relaciones para poder saborear la satisfacción de nuestras necesidades.
Al final de cuentas, creo que el bochorno de aquella clase me movilizó a hacer lo que debí hacer hace mucho tiempo.

Me quedo entonces con Esposas de Hule guardadas en mi imaginación hasta que sea necesario utilizarlas.